Responde estas 3 preguntas
En muchas ocasiones, al escuchar música sentí el impulso de moverme!
Pero… “la danza no es lo mío, mi cuerpo no ha sido dotado de mucha plasticidad que evidencie que la danza es mi fuerte”, entonces me reprimo y me quedo tranquila en el lugar disimulando que tengo ganas de bailar. Eso dicta mi pensamiento crítico acerca de mí.
¿Te ha pasado eso con la danza, el canto, o al intentar ejecutar un instrumento?
Los adultos, ya estamos llenos de limitaciones auto-impuestas, que son los mayores condicionantes a la hora de realizar una actividad musical. Es el miedo al ridículo público, lo que establece restricciones en nuestro accionar.
Cuando me preguntan: ya soy grande, ¿puedo estudiar música aún?
Mi primer planteo es:
- ¿Cuánta paciencia te tendrás a ti mismo?
- ¿Te atreves a dejar de lado la vulnerabilidad, ante lo que dirán los demás?
- ¿Estás dispuesto a disfrutar de la música, sin medirte con otros músicos?
Las artes, son un canal perfecto para que fluya la energía que hay dentro de ti. La creatividad, las emociones que tenemos en nosotros, surgen a través de diferentes acciones que realizamos cotidianamente.
Los sonidos musicales, serán las palabras de tu alma, la expresión de tus recuerdos y el relato de tu historia.
Si tienes ese deseo, ármate de paciencia para que el entrenamiento técnico sea lo más ameno posible.
Disfruta de la danza, del canto, de interpretar melodías en tu instrumento favorito, Porque al final: ¡Los gustos hay que darlos en vida! Lo más bello… es que no sabes el alcance que tiene en tu desarrollo personal, y la inspiración que genera en quienes te rodean.
No te quedes con la duda, si puedes responder positivamente las tres preguntas, adelante!
Si este artículo te sirve de motivación, no dudes en dejar tu comentario.
Con mucho cariño: Emilce.
Dedico este artículo a mis valientes alumnas que decidieron cumplir su sueño de tocar el piano, sin importar los números de su edad.