La música fluye cuando la orquesta deja de ser una guerra de egos.
La música es energía, porque el sonido es energía con una altura precisa.
La energía bien utilizada produce cambios no imaginados: transforma y renueva.
La energía mal utilizada destruye todo lo que alcanza.
La orquesta es un equipo de confianza, donde nos apoyamos por entero en la música de nuestro compañero.
Es la confluencia de muchos caminos individuales, que se han transitado con mucho esfuerzo y esmero. Al llegar aquí, todas esas experiencias enriquecen el presente y nos movilizan a crear algo más grande que nosotros mismos.
Somos parte de un sistema económico que se moviliza a partir del dinero, por eso no nos negamos a esa fuente.
Pero no estamos aquí por servicio al dinero, sino que él nos sirve a nosotros para seguir adelante con este proyecto (debido a que los instrumentos, insumos, capacitaciones, traslados, etc. son muy costosos), y con el proyecto de vida que hemos elegido… el más importante de todos.
Las personas cuando reciben: “dan”, y más de lo que se les pide en la mayoría de los casos.
Un buen helado se paga con gusto cuando es rico, estoy convencida que si le damos sabor a la música los recursos llegarán.
“La Orquesta” vive en nosotros, LA ORQUESTA SOMOS NOSOTROS, y existirá… a pesar de nosotros, porque lo que hacemos hoy, es un legado que dejamos a nuestros hijos, y a las futuras generaciones.