¡Socorro! Mi hijo quiere abandonar sus clases de música

Imagina esta situación, conoces en detalle todo o la mayoría de los beneficios que la música causará en tu hijo/a, incluso antes de que nazca.

Sus habilidades sociales, memoria, motricidad fina, valores como responsabilidad, disciplina, empatía, etc.,son características que destacan en los niños que practican música, genial eh? todos beneficios!

Sientes cada vez más entusiasmo para apuntar al niño/a a una clase de música cuando tenga la edad adecuada.

Llega ese día y comienza con sus clases, conforme avanza interpreta la primer melodía en su instrumento, ¡qué alegría! Y hasta lo hace muy bien!!

Hasta que pasado un tiempo te dice: mamá-papá, ya no quiero seguir estudiando.

 

Comienza el drama

 

De pronto tienes que estar más encima para que practique, para que estudie, no quiere asistir a clases, ya no lo hace a gusto, comienzan las peleas….

Y de repente te lo suelta en la cara, “no quiere ir mas”…

Surge el debate, ¿respetas su decisión o lo obligas a continuar con el convencimiento de que es lo mejor para él?

 

Ese es un gran interrogante que tenemos todos los padres, a la hora de alentar a los niños. No dudes en escucharlo, comparte sus opiniones con empatía y tratando de ponerte en su lugar, aunque en ese instante te cause desesperación la incertidumbre de que abandone una actividad tan hermosa.

 

Muchas veces nos preguntamos, ¿de quién es la culpa? ¿De los profesores?, ¿nuestra como padres porque lo presionamos mucho?, no se entiende como en un tiempo lograba ejecutar bien el instrumento, tenía conexión con el profesor, se llevaba bien con sus compañeros…¿Qué puede haber pasado para que de pronto ya no quiera estudiar más?

 

La mayoría de las veces la respuesta es NADA, simplemente el pequeño ha decidido que no quiere pasar más su tiempo con esta actividad y no es culpa de nadie.

La realidad es que son pocos los niños que comienzan sus estudios musicales desde pequeños y terminan siendo profesionales, la mayoría abandonará antes o después.

 

¿Qué podemos hacer para motivarlo nuevamente?

 

Lo primero sería hablar con tu hijo, intentar descubrir la causa de su desinterés, por otro lado, FUNDAMENTAL, hablar con sus profesores, juntos encontraran el camino, quizás cambiando su grupo de estudio, el instrumento, su horario, etc., su ayuda es invaluable en estos casos.

 

En el peor de los casos, si la decisión de abandonar su formación musical está tomada, es mejor que se vaya con un buen recuerdo, de esta forma siempre está la posibilidad de que retome en un futuro.

 

Equipo Alas

 

 

 

2 comentarios

  1. La mayoría de los padres apuntan a sus hijos a clases de cosas que ni siquiera les piden los niños. Les apuntan intentando convencerles para después auntoconvencerse a sí mismos de que era el deseo del niño. Son comportamientos egoístas de padres que se sienten fracasados y quieren sentir éxito a través de sus hijos. Son los típicos padres a los que les gusta presumir de lo perfectos que son sus hijos por puro narcisismo egoísta.
    Es patético, porque cualquier persona normal sabe que los niños lo que quieren es jugar y divertirse en su tiempo libre. Pero algunas personas se preocupan más por ellas mismas que por los niños. Los niños para ellos sólo están para hacer cumplir sus deseos, porque un niño nunca querrá decepcionar a sus padres y dirá que sí a todo lo que vea que es de agrado del sus padres. Y ellos lo saben.

    1. Que tal Carmen, lamento que ese sea tu pensamiento, soy Mary, mamá de una alumna de la orquesta, aunque ya ha pasado un tiempo desde que que escribí este artículo, te comento que mi hija sigue tocando su instrumento y cada vez mejor además. Por supuesto que nos sentimos orgullosos de como ha desarrollado esta actividad, como así también otras. Para nada presumimos, al contrario, desde casa y desde esta orquesta se les ha enseñado desde el difrute, con muchísimo amor pero tambien con responsabilidad. Desde mi lugar y ya con muchos años de mi hija en esta actividad, diría que la clave para que permanezcan es justamente eso, no presionarlos demasiado, sino que vayan a su ritmo, y por supuesto respetar su niñez, sus juegos, sus días malos, darles el tiempo que necesitan para que lo maduren solos. Saludos.

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