Afinación: El Corazón de la Música y su Profundo Significado. PARTE I

Afinación, una palabra que los músicos pronunciamos a diario, ¿sabías de dónde proviene?
Afín proviene del latín “affinis”, es una palabra compuesta por un prefijo “A” que indica proximidad y “Finis” sugiere borde.

En música esta palabra se utiliza para indicar que los sonidos deben ser idénticos entre sí para fundirse en una misma nota, o establecer precisión en las formaciones armónicas que componen las obras musicales.

Las frecuencias musicales son representaciones simbólicas que se aprenden a percibir, y es posible lograrlo a partir de implicarse activamente y de manera consciente.

La afinación para el músico es una actitud de vida, es compromiso con uno mismo y con el equipo en que participa ya que tocar un instrumento por el simple hecho de darse un gusto es posible para cualquier persona, pero un músico debe estar comprometido con la invisibilidad de su materia prima, con la obra que interpreta y con el oyente que dedica su tiempo a escuchar.

Los niños a medida que estudian y progresan en los programas que abordan, van formando su oído musical. La afinación en principio la recibimos de un emisor externo a nosotros. Esa fuente nos va preparando para que el registro sonoro se grabe en nuestra memoria, a través de la compleja actividad que se desarrolla en el cerebro.

Al internalizar los sonidos nos apropiamos de ellos y se transforman en un vehículo expresivo q tiene formas redondeadas por la expresividad, picadas por lo punzante que puede llegar a ser una secuencia, acentuado cuando se necesita enfatizar una idea del discurso musical.

La música es una frecuencia invisible que nos atraviesa, las alturas talladas y expresadas con detalles logran penetrar el alma arrancando suspiros, emociones, imágenes y sensaciones que no obtenemos por otro medio.

La música es todo hija, me decía mi papá Pedro, un hombre de campo con manos rústicas por labrar la tierra, que a su vez tenía la tibieza de un corazón atravesado por la sensibilidad de los sonidos de los instrumentos, las voces y la naturaleza que nos acogía cada día en el paisaje de una chacra mendocina.

 

Con todo mi cariño, Emilce.

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