Tener un músico en la familia, implica jornadas distintas a la de aquellos niños que no estudian música. Sus días pueden ser agotadores, a veces incluso más que los adultos.
A las horas que pasan en el colegio, se le suma el tiempo de clases de música, ensayos, practica del instrumento en casa, por supuesto cumplir con las tareas escolares, otras actividades como deportes (si las tienen) y jugar! No olvidemos que son niños…
Todo esto implica un esfuerzo gigante, no solo para el pequeño, sino también para sus padres, que nos pasamos horas arriba del auto, llevándolos a sus clases, ensayos, colegio, etc.
Y también supone un tiempo para acompañarlos en casa, ya que nuestra participación es clave, para sacarle el mayor provecho a sus estudios musicales, y logre dar lo mejor de sí mismo, con el instrumento que haya elegido.
¿Qué es mejor? ¿Calidad o Cantidad?
Está claro que a medida que los niños van progresando en su formación musical, deberán dedicarle más tiempo a su instrumento. Pero lo importante es que ese tiempo sea bien invertido, con objetivos claros, que responda a un plan técnico de instrumento, ya que no siempre la cantidad hace a la calidad.
Con organización, encontrara tiempo para todo
Podrá ir a natación, inglés, música, además de tener tiempo para practicar en casa, ir al colegio y hacer los deberes. Es todo cuestión de organizarse.
Veras que tener un hijo músico no es una tarea fácil, el estudio de un instrumento no queda sujeto a sus clases de música, ensayos o práctica en casa, tu papel como adulto que acompaña, es fundamental para que progrese.
Una forma de ayudarlo es organizarle el tiempo de manera productiva. Aunque cuente con períodos cortos de tiempo para estudiar, si los objetivos son concretos, se mantendrá activo, concentrado y feliz.