Transforma este tiempo de encuentro en casa en algo memorable

En el correr de la vida, vamos llenando la agenda con ocupaciones laborales y sociales. Éstas generan trabajo pero a su vez conllevan una importante inversión de nuestro tiempo.

 

Son actividades productivas que  realizamos para que nuestra familia pueda tener acceso a un mejor estándar de vida, con los mejores servicios educativos, de salud y recreación a los que podamos acceder.

 

Muchas veces en pos de dar lo mejor, o por falta de tiempo de los adultos, se llega al punto de institucionalizar  a los hijos-niños  en escuelas, cursos, deportes y cuantas cosas aparecen en una lista infinita de oportunidades con las que convivimos día a día, porque el sistema socio económico  en el que nos desarrollamos así lo propone.

 

A pesar de esto, el hogar no pasa a un segundo plano, aun cuando parece que solo llegamos a casa a descansar y dormir, en días como estos en los que tenemos que cumplir con una cuarentena obligatoria para preservar la saludel núcleo familiar es nuestro principal resguardo.

 

Nos cobijamos en casa, con nuestros hijos y/o seres queridos. Es el sitio donde nos sentimos amados, protegidos y valorados tal como somos.

 

También es el lugar que nos brinda  las principales pautas de formación social, en cuanto a la identidad y transmisión de saberes que pasan de generación en generación, formando la historia y el legado donde nos remitimos si nos llegamos a perder en la vorágine del mundo que nos rodea.

 

Aprovechemos estos momentos especiales  para:

 

  • Enseñar recetas de comidas tradicionales de la familia a los niños.
  • Contar la historia de los abuelos, y volver a mirar el álbum de fotos que hemos construido.
  • Armar un álbum fotográfico si nunca lo hicimos.
  • Aprovechar el tiempo de sobremesa (que habitualmente es escaso) para hablar de diversos temas.
  • Realizar actividades manuales y decorativas.
  • Activar los juegos de mesa.
  • Tocar instrumentos y cantar en familia, el karaoke es una gran opción.

 

Hay momentos donde todo frena, y es el tiempo para encontrarnos para compartir aquello que hemos olvidado o dejado de practicar  por diversas circunstancias.

 

Valoremos este encuentro en casa.

 

Citaré una frase de mi querida amiga Nancy Mañes:

 

HAY CIRCUNSTANCIAS QUE CAMBIAN LA VIDA, Y VIDAS QUE CAMBIAN LAS CIRCUNSTANCIAS.

 

 

Con todo mi cariño,

 

Emilce Jacobchuk.

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