Reunimos niños, afinamos instrumentos, enseñamos las partituras, ensamblamos las partes, realizamos ensayos generales y damos conciertos.
A simple vista, esa es la actividad normal de una orquesta infantil.
Pero nosotros sabemos que: secamos lágrimas, abrazamos destinos, impulsamos sueños, abrimos caminos, agrandamos brechas, rompemos estructuras elitistas y damos lugar a un mundo mejor.
Enriquecer el alma de nuestros músicos, es la meta principal.
Trazar un horizonte nuevo; donde se rompió el que nuestro alumno transitó hasta hoy.
Nuestra misión es sembrar esperanza y fortalecer los brazos cansados.
Aquí estamos, plantados como palmeras en el desierto, resistiendo el viento, el sol, el clima inhóspito, porque somos guías y brújulas de una nueva generación que nos ha sido encomendada.
Somos profesores, talleristas y directores!
Aquí estamos y no nos movemos, porque donde «HAY UNA ORQUESTA, HAY ESPERANZA».